Historia del proyecto
En la página web de la Biblioteca Nacional de Uruguay hay una guía del archivo de la Colección Delmira Agustini que contiene, en el ítem “Originales”, una descripción exhaustiva de sus manuscritos. La edición digital de la totalidad de estos manuscritos es un trabajo en curso que se mostrará en dos etapas. En esta primera, presentamos cinco de los siete cuadernos de la poeta. Ellos contienen, además del testimonio de su escritura inicial y de diversos aspectos de su sensibilidad y sus costumbres, la gestación y el proceso de crecimiento de los tres libros editados en vida: El libro blanco (1907), Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913).
El valor de estos manuscritos de Delmira Agustini fue desde muy temprano reconocido por investigadores y críticos que, con tenacidad, se dispusieron a transcribir un material tan seductor como difícil de descifrar. Fue pionero el trabajo de Ofelia Machado B. de Benvenuto que publicó la transcripción de cinco cuadernos en el libro Delmira Agustini, Montevideo, Ceibo, 1944.[1] Entre 1952 y 1953 la Biblioteca Nacional de Uruguay recibió la donación y compró el conjunto de documentos que forman hoy la Colección Delmira Agustini. Inmediatamente, Roberto Ibáñez, con un equipo de investigadores, comenzó otra tarea de transcripción que corrigió errores de Machado y sumó dos cuadernos, las hojas sueltas y lo que Delmira escribía en libros de otros que le pertenecían.
Los siete cuadernos de manuscritos no están fechados: fueron numerados por Ibáñez con criterio cronológico según la evolución de lo escrito en relación a los libros publicados por Agustini. En los cuatro primeros cuadernos convive la letra de Delmira con las transcripciones de su padre, Santiago Agustini y, esporádicamente, la de su hermano: Antonio Luciano Agustini y algún otro transcriptor más o menos reconocible. El quinto presenta solo la escritura de la poeta -salvo un título- y los dos últimos recogen las transcripciones del padre con correcciones de la hija. El cuaderno 6 contiene un momento en la organización del último libro publicado en vida y el cuaderno 7 poemas posteriores a la edición de Los cálices vacíos.
En julio de 2013 iniciamos, con un equipo amplio, este proyecto de transcribir los manuscritos para hacer una edición genética digital. El plan de trabajo fue volver a leer los manuscritos cotejando lo escrito con las transcripciones dejadas por el equipo de Roberto Ibáñez. La letra de Delmira es, por un lado, cada vez más difícil de leer, porque el trazo a lápiz de gran parte de los manuscritos se ha ido perdiendo; por otro, los instrumentos que ahora disponemos para ampliar la imagen hacen posible algunos avances en el desciframiento. Presentamos ahora los cinco cuadernos que reúnen lo sustancial de la escritura de la poeta. En una segunda etapa se pondrá a disposición los dos cuadernos restantes, las hojas sueltas, lo escrito en libros varios y la transcripción del libro Los cálices vacíos realizada por Santiago Agustini para el editor Orsini Bertani.
Esta tarea de revisión no hubiera sido posible sin la consulta permanente a Virginia Friedman, la persona más interiorizada con la escritura y el archivo de la poeta. Asimismo la colaboración de Alejandra Dopico y Néstor Sanguinetti fue decisiva para que este trabajo llegara a una culminación.